El exilio del sujeto. Mitos modernos y posmodernos

Rosemary Rizo-Patrón(autora)
Lima: Fondo Editorial PUCP, 2015
La "muerte", "elisión" o "exilio del sujeto", frecuentemente declarada, no es algo que caracteriza solamente a la filosofía contemporánea, post-heideggeriana y posmoderna. La crítica que Husserl dirigió a los filósofos modernos —racionalistas y empiristas por igual— consisitió precisamente en reprocharles que sus interpretaciones "objetivistas, tecnicistas y fisicalistas" de la ciencia moderna —matematizada desde Galileo— no solamente introdujeron un "olvido" de su fundamento de sentido en el mundo de la vida, sino que terminaron concibiendo a la conciencia como una res, una substancia cogitans, esto es "un pequeño pedazo de mundo". Reduciéndola a una simple y parte de la natura naturata, se les terminó escapando el sentido más profundo —y más inasible desde el paradigma naturalista clásico— de la "vida del sujeto". Fue precisamente Hume quien, con su escepticismo pirrónico, se aproximó más que cualquier otro filósofo moderno a poner en tela de juicio dicho paradigma; lamentablemente, a ojos de Husserl, Hume se quedó en el umbral del descubrimiento de un nuevo dominio de la experiencia debido a que permaneció todavía preso del naturalismo empirista. De haber vivido Husserl durante la segunda mitad del siglo XX, y haber constatado la incomprensión del sentido de su obra que caracterizó a varios de los propios fenomenólogos post-heideggerianos, no habría quizás dudado en preguntarse si —de alguna manera— ellos no compartían con los modernos por lo menos un prejuicio del que precisamente querían distanciarse. En efecto, modernos y posmodernos por igual ignoran o distorsionan el sentido de aquella esquiva dimensión espiritual que Husserl caracterizó como "trascendental".